Weekend
domingo, 26 de octubre de 2008 - - 0 Comments

Después de aquello, unas cuantas copas con los amigos y directo hacia la discoteca. Ésta, como siempre, estaba a reventar. Muchos pensarán: ya sabías que estaría así, no tienes derecho a quejarte... Vale, no tengo derecho. Es más, no me quejaré. Bien es verdad que entrar a ciertas discotecas los jueves es un acto de valentía (codazos, colas interminables, copas a precio de "champions"), pero no es menos cierto que no salir un jueves también es un acto de valentía: a ver quién es el listo que se queda aburrido en el piso (vale, sí, vivo con el mayor muermo del mundo, qué le vamos a hacer). La noche se alargó hasta el mediodía casi, lluvia incluida.
Resultado final: resfriado, cansancio inmenso y vaqueros directamente para la hoguera... Tanta fiesta me ha pasado factura, y llevo desde el viernes por la tarde sin salir, siguiendo con religiosa tranquilidad el camino que va de la cama al sofá, y del sofá al frigorífico. El pesado de Emilio lleva dos días llamándome, como si yo no tuviera nada mejor que hacer que hablar con él y escuchar sus batallitas dialécticas con historiadores fantasmas... Anda ya, que espabile un poco. Ya lo decía un amigo: a la universidad no se viene a aprender. ¿A qué se viene entonces? Lo pensaré para la semana que viene...
Javi
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