Halloween: largas noches

sábado, 1 de noviembre de 2008 - - 0 Comments


Me ausenté ayer en mi tarea de escribano-testigo, como habréis podido comprobar. Lo reconozco: la fiesta del jueves en mi piso me llevó directamente a la fiesta del viernes en el pueblo. Y es algo raro en mí, que nunca junto dos noches seguidas de fiesta. Las considero un peligroso veneno, un caramelo lleno de azúcar no apto para paladares selectos. Quizá si os cuento un poco qué ocurrió podréis comprenderme.


Javi organizó una fiesta, de la cual ya me llevaba avisando por lo menos tres semanas. Yo acepté, porque no esperaba más de tres o cuatro personas. Desconocía que aquélla sería “la fiesta”: veinte personas, veinte botellas, veinte bolsas de hielo (vale, estoy exagerando, pero todo tenía unas proporciones casi bíblicas), veinte razones para no repetirla… Él se había encargado de todo. Cuando llegué a casa, a eso de las diez y media, todo lo necesario para una noche larga estaba meticulosamente preparado. Y allí que me vi yo, rodeado de fieles seguidores de la doctrina “bala”:“Para hacerse respetar en la universidad hay que conseguir dos cosas: ser el dueño de la fiesta y que nadie te tosa jugando al póquer”. Encima nadie me había dicho que sería fiesta de Halloween, con disfraces, y yo desentonaba un poco. Aunque en seguida encontré algo que ponerme: sombrero de paja, pijama y zapatos (iba de eso, de idiota).


Al final, acabé imbuido del espíritu festivo. En medio de la locura, Javi pronunció una frase que me encendió: eres un muermo. Cegado por unas cuantas copas de más, le repliqué y le dije que sólo era un buen estudiante. Entonces él respondió que si no era un muermo, entonces al día siguiente (por ayer) también tendría que salir. Acepté gustoso aquel reto. Menos de 24 horas después estábamos los dos en el chalé de un amigo del pueblo, con la misma postura y los mismos gestos, soltando bendiciones. Pero ¡ay!... que dos fiestas seguidas van acompañadas de un sueño y una resaca doble. Y aquí estoy yo, deseando no volver a responder a las provocaciones de Javi, y preguntándome qué será de él esta noche, tan valiente y festero como es él. Espero que os lo cuente mañana. Yo, por lo pronto, voy a dormir.
Emilio

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