El efecto Javi (II): egoísmo solidario

domingo, 16 de noviembre de 2008 - - 0 Comments


Ya os hablé el otro día sobre "el efecto Javi". Apunté algunos elementos básicos, pero no me atreví a dar ninguna definición. Hoy, después de una semana de reflexión creo que puedo, y debo, describir lo esencial de dicho efecto:


  • Estado de perplejidad continuo, producido por la presencia o cercanía de Javier o de alguno de sus secuaces. Puede provocar insomnios, alteraciones en el sistema digestivo y graves deficiencias en el expediente académico. Si bien su contagio exige un contacto directo con el creador y portador del virus, puede transmitirse por otras vías universitarias: bares, botellones, discotecas y comunidad de vecinos.

Como podéis ver, me encuentro inmerso en un proceso agudo de Javitis, contra la que no puedo, ni me deja, hacer nada. ¡Qué dificil es librarse del personaje! La última manifestación del "Efecto Javi" ha tenido por víctima mi tan amada nevera... ese bonito objeto que convierte un piso universtario en toda una caja de sorpresas (des)agradables. Pues bien, desde hace dos semanas vengo observando, de forma sistemática, como desaparecen al instante los alimentos que compramos. La acción siempre es la misma: cojo dinero del bote que tenemos en común, compro pan, agua, algo de embutido y dulces, vuelvo al piso y lo guardo con suma cautela. Mientras estudio, oigo un trasiego de roedores urbanos (Javi y su manada) que salen de su escondite (la habitación del culpable) para engullir todo lo que he comprado minutos antes. Sólo dejan intactos los alimentos "verdes": frutas y verduras (su religión, la de los devoradores de tranquilidad, se lo impide).


Cansado de sufrir estos ataques, me enfrenté hace unas cuantas noches con él. Tan fresco, despreocupado y caradura como siempre, me respondió que era dinero del bote, y que si sus amigos también participaban del festín era por una cuestión de solidaridad... Curiosa simbiosis la suya, que clamando solidaridad actúa de forma egoísta. Pero bueno, habrá que esperar que cure el efecto, porque si no sufriré más episodios de "egoísmo solidario".

Emilio

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