Fechas de caducidad (imaginación al poder)
Por todos es sabido que los estudiantes no somos ricos, que todo lo que tenemos se lo debemos a nuestros padres. Tratamos de ahorrar dinero explotando semana si, semana también, las típicas promociones de 3x2 o 20% gratis que pueblan los supermercados. Esto nos obliga muchas veces a comprar en cantidades realmente grandes para dos, tres o cuatro inquilinos de piso. En una semana normal se pueden llegar a juntar en el frigorífico más de 20 yogures, 4 o 5 tetra brick de zumo y bolsas interminables de pan de molde, cuya vida útil no es excesivamente larga.
Así que, ante esta situación, se impone la imaginación (o más bien la carencia o ausencia total de reflexión). Para ello, lo principal es flexibilizar el significado de fecha de caducidad: el estudiante siempre asume la fecha de consumo preferente como orientativa, tras la cual el alimento puede sufrir mínimos cambios que no afectarán a la salud del consumidor. Los yogures siempre pueden aguantar una semana más, la vida del pan la marca su sabor, y no notar la amargura de la leche o el zumo un tanto pasado es un ejercicio casi espiritual (cerrar los ojos, pensar en cosas bonitas y beber lo más rápido posible).
Creo que los problemas estomacales de Javi se han debido a alguna de estas dosis de imaginación. En fin… vivimos mejor que queremos.
Emilio
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