Calabazas por Navidad
Habréis comprobado que esta semana no me he pasado por aquí. El motivo de mi ausencia no ha sido mi ajetreada vida social, como de costumbre. Esta vez ha sido por mi cita del domingo pasado o, mejor dicho, por mi no cita. Sufrí una humillación sin precedentes. Ellá no solo no apareció sino que no ha dado señales de vida en toda la semana. Yo, en estado de sock, no he podido escapar de mi habitación. Solo he salido a la calle para comprar comida, ya que no tengo ganas de cocinar y Emilio se ha empeñado en cocinar solo para él. No sÉ que pudo pasar. Ya dará ella señales de vida, supongo.
Mi encierro me ha impedido salir de fiesta la última semana de clase antes de Navidad. El miércoles y jueves me iba a las once y le decía a Emilio que me iba de fiesta. Me quedaba una hora en las escaleras meditando y luego volvía a casa, cuando Emilio estaba durmiendo. No puede conocer la humillación que sufrí. A pesar de ello yo seguiré confiando en volver a hablar con ella, ya que el Bala nunca falla. Algo habrá tenido que pasar. Bueno, con este asunto me había olvidado de que comienzan las fiestas navideñas. Lo mejor de ellas, sin duda, los regalos y la fiesta. Este año intentaré escaquearme y obligaré a mi hermano pequeño que compre él los regalos de Navidad. No será difícil. Otra cosa positiva de estas fiestas es que me separo del moñigo de mi compañero durante un tiempo, ya que si lo veo por el pueblo no pienso saludarle. Ya os contaré como se vive una nochebuena y una nochevieja en la vida de El bala. ¡Bon Nadal!.
Javi
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