Una de puentes
El puente de la Constitución suele ser un tranquilo paréntesis, la antesala de las navidades. Los dos últimos años en la universidad no han roto esa percepción que yo tenía, pero este curso algo la ha cambiado.
Lejos de ser un fin de semana de relax, de cervezas con los amigos y risas y más risas entre historias antiguas, esta vez me he quedado clavado al escritorio. La vuelta al pueblo me ha llevado directamente al aburrimiento, y eso a pesar de que mis padres no están. Nada de cenas, ni de deporte, nada de amigos. Encierro total, casi diría hasta pena de cárcel (irónicamente hablando, claro).
Escribo ahora cansado de interminables líneas de libros, pensando en las presentaciones, trabajos y exámenes que me esperan a mi vuelta a Valencia. Me imagino a Javi recordando sus hazañitas, contando batallas a amigos de su mismo corte (que a veces también os cuenta a vosotros, como la de su "cumpleaños"). ¿Cómo puede ser una persona tan despreocupada y fresca? Os puedo decir que su agenda en las dos próximas semanas es tan mala o peor que la mía.
Emilio
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